Dios levanta al arrepentido (Jueces 16:28–31)

Idea central

Dios es misericordioso y restaura a quienes se arrepienten con sinceridad, incluso cuando han fallado gravemente. La historia de Sansón muestra que aunque el pecado tiene consecuencias, Dios responde al corazón humillado y quebrantado, y puede usar a una persona arrepentida para cumplir Su propósito.

Contexto bíblico

Este pasaje describe los momentos finales de la vida de Sansón. Después de haber sido capturado por los filisteos, cegado y humillado, Sansón es llevado al templo de Dagón para ser exhibido como trofeo. Allí, en un acto final de fe y dependencia de Dios, clama al Señor pidiendo fuerzas una vez más para vengarse de sus enemigos. Dios responde a su oración, y Sansón derriba las columnas del templo, causando su colapso y matando a más filisteos en su muerte que en toda su vida. Este acto culminante no solo demuestra la misericordia de Dios al responder a un corazón arrepentido, sino que también marca el fin de la historia de Sansón como juez de Israel.

Expliquémoslo

1.  Las consecuencias del pecado son graves (v. 28)
Sansón fue llamado por Dios desde antes de nacer para ser nazareo, es decir, una persona apartada para Dios mediante un voto especial. Este voto implicaba no cortar su cabello, no consumir bebidas alcohólicas y mantenerse apartado de todo lo impuro (Números 6:2–5). Por medio de este compromiso, Sansón recibió de Dios una fuerza sobrenatural, y se convirtió en un guerrero temido que incluso derrotó leones con sus propias manos. Sin embargo, cayó en la tentación al ser seducido por Dalila, quien lo presionó hasta descubrir el secreto de su fuerza. Fue entonces que perdió su poder, fue capturado por sus enemigos, le sacaron los ojos y terminó preso. El pecado le trajo consecuencias dolorosas.


Un día lo sacaron de la cárcel para burlarse de él ante una multitud. Fue en ese momento de humillación y derrota que Sansón clamó a Dios. Reconoció que sus decisiones lo habían llevado a ese punto y, aunque pudo haberse arrepentido antes, esperó casi hasta el final. Frecuentemente, cuando una persona peca, se siente culpable, avergonzada e inútil, tal como probablemente se sintió él. Pero esto nos recuerda que Dios nos ha llamado a la santidad (1 Tesalonicenses 4:7; 1 Pedro 1:15–16) y que debemos depender de Él cada día. Ser creyentes no significa que la tentación desaparecerá, sino que debemos resistirla con la fuerza que proviene de Dios. Sansón creyó por un momento que era invencible, olvidando que su poder no venía de su cabello, sino de Dios mismo.

  • Debemos asumir con seriedad nuestro compromiso de vivir en santidad para Dios

Qué aprendemos: Depende constantemente de Dios para no cear en pecado

Preguntas para discutir
¿Qué prácticas diarias te ayudan a depender de Dios y a mantenerte firme frente a la tentación?

2. Dios restaura a la persona arrepentido (v. 29–31)
Después de clamar al Señor con arrepentimiento, Sansón fue fortalecido nuevamente. Colocó sus manos entre los pilares que sostenían el edificio y, con todas sus fuerzas, los empujó hasta derribarlos. En ese acto murieron más enemigos que en todas las batallas de su vida. Sansón, debilitado y humillado, confió en Dios una vez más, y Dios respondió. La historia muestra que Dios escucha a los quebrantados cuando se acercan a Él con humildad y un corazón contrito (Salmo 34:18). Sansón se volvió a la fuente de su fuerza: no era él, ni su voto, ni su cabello, sino Dios.

Esto nos enseña que, aunque hayamos pecado, Dios puede restaurarnos si nos volvemos a Él con sinceridad. A pesar de su pasado y sus errores, Sansón fue incluido entre los “héroes de la fe”  (Hebreos 11:32–33), junto a personas justas como Daniel. Esto debería inspirar esperanza en cada uno de nosotros. Sansón no fue perfecto, pero acertó en algo: creyó que Dios aún podía usarlo para cumplir Su propósito. Por eso, confiemos en Dios, sometamos nuestra vida a Su voluntad y entreguémosle todo lo que somos. Él puede levantarnos aun en nuestro quebranto.

  • No importa lo lejos y profundo que hayas caído en un pecado, si te arrepientes, Dios puede restaurarte

Qué aprendemos: Acercate a Su presencia con quebranto

Preguntas para discutir
A pesar de sus errores, Sansón fue incluido entre los “héroes de la fe”. ¿Qué nos enseña esto sobre cómo Dios ve a las personas arrepentidas?

Llamado a la acción

Así como aprendimos con Sansón, ceder al pecado trae consecuencias graves y dolorosas. Pero aun cuando hemos caído, la gracia de Dios sigue disponible. Si te has desviado, no te quedes en el suelo. Arrepiéntete, regresa y levántate. Ve al Señor con un corazón humilde, Él puede restaurar lo que el pecado ha destruido. Hoy es el día para volver a Dios y permitirle usarte nuevamente.

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