Alaba al Dios eterno (Salmos 146)
Este salmo nos llama a alabar a Dios con todo nuestro ser y a confiar en Su carácter eterno, recordándonos que nuestra motivación para alabarle debe ser Su fidelidad, poder y justicia, no solo lo que Él hace por nosotros
Todo proviene de Dios (Salmos 127)
Sin la bendición de Dios, nuestros esfuerzos son en vano, y que los hijos son una bendición que requiere la guía activa de los padres.
Hay esperanza en Cristo (Juan 11:17-27)
Hay que confiar en el tiempo de Dios, a ser pacientes en nuestras oraciones, y a reconocer que Jesús, como la resurrección y la vida, es la fuente de nuestra salvación y esperanza, incluso cuando las circunstancias parecen desesperadas.
Acércate a Dios (Lucas 7:36-50)
Debemos acercarnos a Dios con un corazón contrito y reverente, reconociendo Su gran misericordia y el perdón que nos ofrece.